La tecnología mal gestionada puede ser el riesgo más costoso para una firma de abogados
- Omar Huaman
- 25 jun
- 2 Min. de lectura
Durante años, muchas firmas de abogados han invertido en tecnología como un “complemento operativo” para su trabajo jurídico. Hoy, esa visión quedó atrás. La tecnología ya no es solo una herramienta, es un factor clave de continuidad operativa, reputación profesional y confianza del cliente y cuando no se gestiona con estrategia, se convierte en un riesgo silencioso pero letal.
¿Cuáles son los riesgos más comunes en la gestión de TI que se pueden observar en firmas de abogados de Latinoamérica?
Falta de gobernanza TI
Áreas tecnológicas sin dirección clara, sin responsables visibles y sin planes estratégicos alineados al negocio legal.
Dependencia de terceros sin control
Proveedores externos que operan sin supervisión ni contratos bien estructurados, generando vulnerabilidades o decisiones desacertadas.
Ciberseguridad débil
Estudios que almacenan información altamente confidencial pero no cuentan con políticas mínimas de protección, monitoreo o respuesta ante incidentes.
Obsolescencia tecnológica operativa
Equipos y sistemas sin mantenimiento o sin renovación que afectan la productividad de abogados, generando pérdidas silenciosas.
Ausencia de métricas de desempeño
No se mide la calidad del soporte TI, ni el uso real de herramientas, ni se vinculan los costos tecnológicos al valor que aportan al estudio.
¿Y cuál es la solución?
No es solo adquirir nuevos sistemas. Es tomar el control estratégico de la función tecnológica dentro de la firma. Esto incluye:
✅ Diseñar un plan de TI alineado al negocio legal
✅ Gobernar / gestionar los proyectos y proveedores tecnológicos
✅ Implementar seguridad con visión jurídica y regulatoria
✅ Medir resultados mediante indicadores reales de eficiencia y valor
✅ Asignar liderazgo experto (interno o externo) con visión estratégica
Hoy más que nunca, la gestión de tecnología en un estudio de abogados ya no es solo responsabilidad de “los técnicos”, es un asunto de gestión, estrategia y reputación. Por tanto, debemos dejar de ver la tecnología como un gasto… y empezar a verla como un activo estratégico que requiere dirección, inversión inteligente y evaluación constante. El verdadero riesgo no es usar tecnología, el riesgo real es no gestionarla con visión y responsabilidad.

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